martes, marzo 08, 2011

El llano y mi familia


Hace unos minutos me informó mi prima Graciela que Josefa Lugo, hermana de mi madre Rosa Isabel y una de las mujeres más abnegadas y ejemplo del estado Apure, está pasando sus últimos momentos de vida.


Una vida que ya se apaga pero que ha dejado en la mente de todos los jóvenes que la hemos conocido la imagen/ejemplo de trabajo, del ser emprededor(a) hasta el final.
 
La última vez que conversé con ella (Abril del 2010) se quejaba de su dificultad para recordar. Ella que en otros tiempos era un motor empresarial (por así llamarla): "Ay... yo no sé que me pasa... todo se me olvida... yo que resolvía tantas cosas y le resolvía la vida a mucha gente". Nada, solo la vejez que la había alcanzado al fin. Mientras escuchaba me decía que ese drama será el mío si alcanzo a llegar a esa edad (+80).


A Josefa Lugo la conocían por la gran refresquería situada frente a la catedral de San Fernando de Apure. Simón Díaz, cada vez que visitaba San Fernando pedía que lo llevaran a tomarse un café en la refresquería de Josefa Lugo.
Durante muchos años estuvo unida afectivamente a Fermín Castillo quien era muy amigo y socio de Jesús Aponte de San Fernando. Ambos, Josefa Lugo y Fermín Castillo tenían un Pilón.
En el viejo Apure las mujeres acostumbraban a criar hijos(as) que no eran de sangre. Josefa Lugo crió y formó a varios(as) hijos(as) que hoy día son ejemplo de trabajo y dedicación como mi prima Graciela, la joven Patricia y Pancha. Pancha por cierto fue quien cuido de Josefa Lugo durante muchos y duros años de vejez y enfermedades. La gran Pancha era de aquella estirpe de mujeres que acompañaban a los arrieros y cabresteros en las largas jornadas de arreo de ganado a lo largo del llano.
La artista/cantante Adilia Castillo era compañerita de mi mamá en la escuela en el Yagual y era sobrina de mi abuela la Mamá Patricia. Ambas, mi madre y mi tía Josefa conocieron muy bien a maría Laya quien bailaba en las presentaciones del Indio Figueredo. Ambas (mi madre y tía) le decían mama Asunción a María Laya. Vaya mi reconocimiento a todas esas valientes mujeres que marcaron y siguen marcando el rumbo de esa bella región de Venezuela [1].
El llano se tragó a Doña Barbara…

La leyenda de Pancha Vásquez está viva en el relato oral en Apure…

Pancha Vásquez le encomendó a José Natalio Estrada (su compadre), que al morir la sembrara a orillas del Arauca y José Natalio cumplió su palabra…

Al fallecer la sepultó a unos cien metros del gran río que baja hacia el Orinoco sumergido en un profundo silencio…
Años después, donde estaba sembrada, apareció un hueco y un montón de tierra al lado…

Desde entonces se desconoce el paradero del cuerpo de esta mujer hombruna sobre quien se ha tejido un peculiar anecdotario en pueblos y caseríos del alto Apure junto a la figura de Manuel Fuentes y del Cristo de la Sabana…


¿Cómo entender la existencia sino a través de ese gran silencio del llano venezolano?


Sobre la enfermedad que acabó con la vida de mi madre.-

En el año 1968, mi padre llevó a mamá a Caracas. La llevó a consulta con el Dr. Jacinto Convitt, antiguo profesor de mamá en la escuela de enfermería de Caracas. Cuando regresaron, se supo que ella tenía un Lupus Discoide (enfermedad de la piel). Posteriormente, le afectó hígado y riñón. Padeció veinte años esta enfermedad. Ella se cuidaba mucho del sol; no podía comer alimentos condimentados. Posiblemente el stress que padeció influyó. Manifestación: lesiones a nivel de piel: cabeza, pecho y rostro. Murió en 1982. Sus hijas: Alix Teresa, Mercelena, Isabel Teresa, mujeres emprendedoras y caritativas con el prójimo; son las tres enfermeras de corazón [2].

Unas palabras sobre mi familia.-

Mis hermanas (Alix, Isabel y Mercelena) y mi hermano (Luis) han sido y son la generosidad y la dignidad. En toda mi vida no he conocido a personas que dediquen sus esfuerzos y tiempo de forma mas desinteresada que ellos, para con sus hijos y para las demas personas. En un mundo donde lo que priva es la viveza y el ser oportunista, ellos han mantenido una labor silenciosa de hacer el bien a toda persona que acude a ellos. Esta fue la obra de nuestros padres, quienes educaron a sus hijos a la crianza antigua de los pueblos. Esta no ha sido la educacion comun en los pueblos: en Guarico, Apure y otras regiones abundan las madres oportunistas que no perdian el tiempo en hacer de todo hijo de familia de dinero su ahijado para obtener beneficios e influencia. Conozco a varias de esas familias, incluso de escritores muy reconocidos. El resultado de esto ultimo es que sus hijos de sangre son extremadamente utilitaristas y oportunistas. Soy afortunado de tener una familia del tipo opouesto a esta ultima.

Referencias
[1] Recuerdos de la familia Lugo, especialmente de Graciela y Pancha, 2010.
[2] Recuerdos de Alix Portillo, Mercelena Portillo, Isabel Portillo, 2008-2010.